¿Cómo conectar con nuestro poder interior?

Es sumamente común pensar que el verdadero poder reside fuera de nosotros, atribuyéndoselo a diversas influencias a lo largo de nuestra vida. Sin embargo, la clave radica en comprender que, en realidad, poseemos un poder inmenso dentro de nosotros. El primer paso para conectar con esta fuente interna de fortaleza es reconocer su presencia, ya sea ubicada en el timo, el centro de vida en el pecho, o en el núcleo vital conocido como «hara» o «ki» en la zona pélvica. Aunque asignarle una localización física puede ayudarnos a comprenderlo mejor, debemos recordar que, en su esencia, somos portadores de un PODER INFINITO.

Hankos personalizados, grabados con tu nombre en katakana.

Estamos conformados por diferentes campos energéticos, de diversas densidades, y la única que podemos ver y tocar es el cuerpo, que solemos considerar como “envase”, cuando en realidad es una fracción muy pequeña de nosotros, este vehículo humano, está dentro de todo nuestro ser.
¿Cómo podría algo externo o más pequeño, ser más poderoso que nosotros mismos? Desde este concepto te invito primero a que percibas los bordes físicos de tu cuerpo, luego concéntrate y respira profundamente para sentir los bordes de tu ser infinito. Alcanzarás una experiencia de armonía plena.

Animate a reconocer tu poder interior

A menudo creemos que la fuerza reside externamente, pero la verdad es que poseemos un potencial ilimitado internamente. Explora cómo reconocer y aprovechar este poder interno para transformar tu vida. El tipo de poder que te invito a reconocer, es el poder que te permite crear la vida que te gustaría, el disfrutar cada momento, el vivir el hoy cada día, dejando atrás el pasado –vivir en él nos causa depresión– y sin expectativas del futuro –generador de ansiedad–.
El tipo de poder con el que te propongo reconectar es el reconocimiento de tu esencia, desde donde nacen tus creencias y desde donde las podés modificar.

Remera estampada con tu nombre en japonés

Si reconoces el poder interior para cambiar tus creencias, según tus gustos y preferencias –y no a la de los demás–, tu vida puede empezar a dar ese giro que tanto estás bucando.
Lo que crees, lo creas. Y ese es tu máximo poder.

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