La verdadera naturaleza del karate

Senshin (先心), el Espíritu iluminado, el Espíritu que trasciende. La verdadera naturaleza del Karate es dual, como lo es la Naturaleza misma: Yin y Yang, Kyo y Jitsu, física y mental, Cuerpo y Espíritu.
Cuando se habla de 道 Do, Michi, Tao, del Camino, en el Karate, todos piensan en seguir una tradición que realmente no existe como tal, ni siquiera através de las tradiciones inventadas durante la primera mitad del Siglo XX en Japón y después en el resto del mundo.
El karate tiene una dimensión física y dinámica, como, por otra parte, tienen todas las tradiciones marciales, pero también tiene una dimensión espiritual inseparable, como ya explicó Sokon Matsumura con su Bun bu ryodo. Taoísmo, budismo y confucionismo, incluso el Shinto, crean un sincretismo que impregna al karate y que es inseparable de su indudable expresión física y dinámica. Pero, al final, una vez que se ha entendido la simpleza del gesto físico y su evidente utilitarismo, queda por desarrollar la parte más importante del karate: interpretar, analizar, entender y estar al servicio de una causa común; la supervivencia, las sensaciones producidas por la práctica constante y repetida de los mismos gestos técnicos (por muchas posibilidades que la combinación de estos nos permita). Creo que en la discusión de este aspecto, si son los galgos o podencos del cuento, es en donde se pierden muchos practicantes, que indudablemente inducidos, o abducidos por la parte física, ignoran que hay todo un mundo de posibilidades a nivel mental de cómo llevar a la práctica las habilidades físicas y es en el combate en donde eso se hace más evidente.

Espíritu Purificado
Cuando Takuan escribió Fudochi simmyo roku para enseñárselo a Yagyu Munenori, puso las bases de ese Camino Verdadero: Soshin (初心), Zanshin (残心), Mushin (無心), Fudoshin (不動心), Heijoshin 平常心, y por último Senshin (先心) que es el Espíritu Purificado o Espíritu búdico, aquel que trasciende, el espíritu iluminado. Todo ello, todos esos estados mentales, que parecen conceptos abstractos y sin aplicación a la práctica física y técnica del karate, son, sin embargo, la llave del control mental del combate y del entendimiento del enemigo y de las circunstancias de este.
Una moneda tiene dos caras, aunque sin ambas no es una moneda, o pierde su utilidad y valor. El karate, aunque algunos no lo crean, es un conjunto indisociable de cuerpo y mente, de habilidades adquiridas con el entrenamiento físico, y también de habilidades mentales. Estas no se desarrollan sólo con el entrenamiento físico, sino que se necesita el concurso del intelecto para ello.
“El conformismo, en el camino espiritual, puede ser una forma de apoyarse en certezas externas. El auténtico caminante, escucha, pero luego debe comprobarlo todo por sí mismo. Apunta más allá de toda forma, por ello no se conforma con nada, ni se conforma a nada.” ― Rumi

Agua que fluye
El agua toma la forma del recipiente que la contiene, se adapta a él, se adapta a las circunstancias cuando estas cambian, y en cuanto puede fluye sin que nada la detenga. Wu wéi es un Concepto Taoista de “no hacer”, no oponerse, sin embargo, sabemos que esa “no acción” no es pasiva, sino dinámica, como el fluir del agua. En karate llamamos a la aplicación de ese concepto Nagashi o Ryusui, es decir: agua que fluye. Y, por lo que sabemos, su utilización no tiene nada de abstracto, todo lo contrario. Como eso, como ese ejemplo, el karate está lleno de circunstancias que son la combinación de conocimiento mental y entrenamiento físico.
Por esa razón, y por mi propia experiencia, me permito decir que no hay nada más contrario al espíritu del karate que el fanatismo. El fanatismo convierte lo que es una película dinámica, formada por muchos “frames” o fotogramas, en una sola toma fija que impide ver el sentido del movimiento que hace amplio y coherente el relato.

Autor: Sensei Ramón Fernández-Cid 8 Dan IOSTK
Imagen: Pixabay + Mokuso