Durante el Período Edo (1603-1868), Japón se vio inmersa en una etapa de profundo avance en términos de técnica y ciencia. En parte se debió a la conexión con Occidente a través de los asentados holandeses en la región de Dejima, parte de la bahía de Nagasaki. Allí el intercambio comercial entre Japón y los neerlandeses, únicos foráneos tolerados, devino también en un intercambio de lecturas y estudios en diversas áreas que se denominó “rangaku”.
La arquitectura fue parte de esa fusión de conocimiento entre lo japonés y lo adquirido de Occidente. Un ejemplo claro es el Castillo Goryōkaku, diseñado por Takeda Ayasaburō, un académico del rangaku, quien adoptó elementos de los diseños de traza italiana del arquitecto francés Sébastien Le Prestre para la fortaleza ubicada en la ciudad de Hakodate.
En Japón, la arquitectura estuvo históricamente caracterizada por estructuras de madera, ligeramente elevadas del suelo, con techos de teja o paja. Las puertas corredizas y otros tabiques tradicionales se utilizaban en lugar de las paredes, lo que permitía personalizar la configuración interna de un espacio para diferentes ocasiones.
Aunque los japoneses que habían estudiado con los holandeses en su asentamiento de Dejima abogaban por construir con piedra y ladrillo, esto no se llevó a cabo debido a su vulnerabilidad a los terremotos.
Desde el siglo XIX, Japón ha incorporado gran parte de la arquitectura occidental, moderna y posmoderna en la construcción y el diseño, lo que lo convierte hoy en líder en diseño y tecnología arquitectónica de vanguardia.
Así como los terremotos y cuestiones climáticas y naturales que afectaron la arquitectura japonesa, la escasez de espacio para las construcciones residenciales hizo que se buscaran casas de más de dos pisos, a menudo construidas sobre zócalos de piedra elevados.
En esas definiciones entran las residencias del pueblo, conocida en japonés como “minka”. Son casas tradicionales construidas en consonancia con los diversos estilos de construcción japoneses y en el contexto de las cuatro divisiones de la sociedad, los minka eran las viviendas de los agricultores, artesanos y comerciantes (es decir, las tres castas no samuráis). Se caracterizaban por su estructura básica, su estructura de techo y su forma de tejado.
Los minka estaban influenciados por las técnicas de construcción locales y se construían con materiales que abundaban en localidades cercanas. Por ejemplo, los minka de Shizuoka utilizaban abundante bambú para los tejados, aleros, puertas y suelos.
El periodo Edo, como decíamos, marcó en gran medida la arquitectura japonesa. Sencillas, dignas y hermosas, las estructuras creadas durante esta época pueden verse incluso hoy en día, inspirando la arquitectura de todo el mundo.
Existen seis elementos claves en esta arquitectura tradicional japonesa que han logrado trascender sus fronteras y fusionarse con técnicas, conceptos e ideas de todos los rincones del globo.
El primero es la madera. Debido a la humedad, el riesgo de terremotos y la posibilidad de tifones, se prefirió la madera a la piedra u otros materiales, ya que permitía una ventilación adecuada para combatir el clima, era duradera frente a los desastres naturales y de más fácil reposición. Además, muchas estructuras, especialmente los templos y santuarios, se abstienen de utilizar clavos. En su lugar, dan forma a los marcos del edificio para que encajen como piezas de rompecabezas, entrelazándolas sólidamente. La arquitectura japonesa valora la sostenibilidad y las conexiones profundas con la naturaleza.
En segunda instancia, hay que referirse a los techos. Su curvatura y alargamiento es característica fundamental de la arquitectura tradicional japonesa. Más allá de su atractivo visual, son relevantes por su función en la estructura. Los aleros de los tejados se diseñan de forma tan amplia para proteger las ventanas de la lluvia y permitir la ventilación incluso en los días lluviosos.
Como tercer elemento clave, se destacan los shōji (biombos móviles) y los fusuma (puertas corredizas) que siempre formaron parte en las casas japonesas antiguas. Los shōji consisten en marcos de madera con papel translúcido, que permite el paso de la luz, mientras que el papel fusuma es opaco, por lo que no permite el paso de la luz. Tanto los shōji como los fusuma se utilizan como puertas y tabiques interiores, utilizados para dividir y redividir las habitaciones, aunque únicamente los shōji se utilizan como ventanas, paredes exteriores y puertas exteriores.
Los tatamis son el cuarto hito a destacar. Se trata de un elemento básico de los hogares japoneses hasta el día de hoy, que recubre el suelo en las distintas habitaciones. Una estera de tatami siempre presenta el mismo tamaño y forma, por lo que el tamaño de una habitación viene dado por el número de tatami que podría contener. Tradicionalmente fabricados con paja de arroz y junco suave con bordes de tela, el tamaño estándar de los tatamis tiene una proporción de 2:1.
En quinto lugar, los engawa y los genkan. Engawa son suelos sin tatami que se asemejan a los porches. Suelen ser de madera o bambú y su función es unir el interior de la casa con el exterior. Los genkan suelen estar situados en el interior de una casa, inmediatamente delante de la puerta. Los genkan sirven como zona donde se dejan los zapatos antes de entrar en la parte principal de la casa. Están más hundidos que el suelo del resto del edificio, para evitar que entre la suciedad, como un cuarto de barro.
Los cinco elementos antes planteados, están perfectamente alineados, siendo parte del sexto y último a destacar: la relación con la naturaleza. En la cultura japonesa, toda la vida tiene un significado y un valor, lo que se refleja en su respeto por la naturaleza. Se esfuerzan por trabajar en armonía con su entorno natural, en lugar de domesticarlo. Las casas y los edificios se ven como una unidad con la naturaleza, todo forma parte del entorno.
Desde incluso antes del Período Edo, el desarrollo de la arquitectura japonesa estuvo ligada a la naturaleza, y su conexión con Occidente permitió explayar su influencia en otras latitudes. En los últimos años, a medida que los arquitectos y diseñadores contemporáneos avanzan hacia una nueva generación de diseño circular y sostenible, la arquitectura tradicional japonesa se ha convertido en un punto crucial de inspiración y sabiduría.
Por: Mickey Melhem – Reporte Asia
Artículo republicado de Reporte Asia en el marco de un acuerdo entre ambas partes para compartir contenido. Link al artículo original: https://reporteasia.com/cultura/2022/12/02/la-vigencia-de-la-arquitectura-japonesa-
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