Comparado con cápsulas del tiempo, se cree que Kata contiene la sabiduría colectiva de esas primeras mentes innovadoras que fueron pioneras en este arte, hace mucho tiempo. Originalmente desarrollado para preservar las lecciones que ya habían sido aprendidas durante las prácticas, que se realizaban entre dos personas. Estas rutinas individuales abstractas sirvieron hábilmente como dispositivos mnemotécnicos para ayudar en la retención (o recuperación) de habilidades de lucha altamente funcionales. Sin embargo, su efectividad funcional cayó silenciosamente inactiva a mediados del siglo XIX, debido en gran parte a la aparición y al uso generalizado de armas de fuego en China. Recuperando una popularidad limitada, durante los albores del siglo XX, se crearon versiones modificadas de estas rutinas tradicionales para ser utilizadas en el sistema escolar. Estas once prácticas codiciadas, que ahora sirven como una forma sistematizada de calistenia, se convirtieron en poco más que vehículos a través de los cuales canalizar la aptitud física y la conformidad social, en apoyo de la maquinaria de guerra de Japón, durante su período radical de escalada militar. Grandes grupos de estudiantes, fueron entrenados metódicamente en los patios de recreo de Shuri, convirtiéndose en un tema central propugnado por Itosu Ankoh [1853-1915], la mente innovadora que [Oct 1908 “Toudi Jukun”/唐手十訓, también conocido como “Diez lecciones”] citó a Wellington, después de derrotar a Napoleón en Waterloo, “Nuestra victoria de hoy fue ganada en los campos de juego de Eton”.
Es cierto que, como pudo haber sido en ese momento, tal «progreso» también fue testigo del declive gradual del arte original y sus prácticas altamente funcionales (de dos personas). Ya sin su propósito original, generaciones de secretos eternos se perdieron en las arenas del tiempo. Sin documentos escritos definitivos [si es que alguna vez hubo alguno] que expliquen su fuente de origen, ni el propósito real de la aplicación, su mito de omnipotencia se ha convertido en una especie de «Acertijo envuelto en un misterio dentro de un enigma». Más allá de los obvios beneficios para la salud, físicos y holísticos asociados con su práctica, los entusiastas del Karate moderno, en todo el mundo, han estado tratando de desentrañar su codiciada fórmula y redescubrir los secretos atemporales durante generaciones.
Necesidad y mentes innovadoras
Platón hizo famoso el comentario: “La necesidad es la madre de la invención”. Sus palabras nos dicen que estamos inspirados y naturalmente inclinados a inventar nuevas soluciones para resolver problemas y/o satisfacer nuestras necesidades, cuando no hay otra opción disponible. Con la necesidad sirviendo como impulso para el cambio, la lucha por sobrevivir siguió siendo la principal fuerza impulsora detrás de la innovación. Las mentes innovadoras de las primeras comunidades sociales, muy motivadas por la necesidad, desarrollaron métodos para reconocer, comprender y tratar eficazmente los actos de violencia física con y sin armas, considerados habituales en la naturaleza humana; también conocido como HAPV (Actos Habituales de Violencia física en sus siglas en inglés). A lo largo de la historia no contada de la brutalidad civil, la observación empírica brindó a las mentes más innovadoras la oportunidad de observar, crear y mejorar continuamente las prácticas de lucha embrionarias. Mientras numerosos innovadores, varios métodos e innumerables academias surgieron al azar a lo largo del Imperio Medio y florecieron durante generaciones, todo menos su reputación finalmente se desvaneció. Los santuarios monásticos, sin embargo, demostraron ser los campos de prueba más exitosos, en los que los métodos de aplicación altamente funcionales continuaron evolucionando en un relativo anonimato. Protegidos como codiciados secretos, el conocimiento de tales habilidades se fue abriendo paso gradualmente hacia el dominio público y finalmente, aquellos codiciados secretos, se convirtieron en enseñanzas muy buscadas.
Autor: Sensei Patrick McCarthy
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