En la primera parte de este artículo me referí a un par de términos de sentido opuesto que tienen un papel central en la cultura japonesa. Se trata de tatemae – honne. Otro par dicotómico que es moneda corriente en la vida cotidiana es omote – ura. Omote significa “el anverso, la parte de adelante, el frente”, mientras que ura significa “el reverso, la parte de atrás, el fondo”. Omote denota un comportamiento permitido, la imagen que se puede o se debe mostrar públicamente, mientras que ura señala lo que se hace por detrás, lo que no se puede mostrar públicamente y en ocasiones implica hechos o procesos ilegales. En cualquier cultura se pueden encontrar estos dos tipos de comportamiento. La diferencia es que en Japón son parte de los valores aceptados e impulsados durante el proceso de socialización. Son parte del deber ser.
Un ejemplo inofensivo y muy común es el de una joven que siempre se presenta en público muy maquillada y solo se muestra sin maquillaje en su casa frente a sus familiares. Un poco más peligroso sería el caso del club de béisbol de una escuela en que los logros deportivos se muestran con orgullo, mientras la violencia física por parte del entrenador hacia algunos jugadores es ocultada. En el mundo de los negocios hay flujos de dinero en que se mantiene en secreto la identidad del recipiente. Las empresas están autorizadas a presentarlos como “gastos extraordinarios”.
Se facilitan así los pagos por favores obtenidos ilegalmente, las donaciones políticas ilegales, etc. Éste es el ura de las transacciones. Esta dicotomía es parte de los valores aceptados por la sociedad, lo que otorga cierta permisibilidad a la colusión entre unidades económicas, la clase política y la burocracia estatal. Los medios de comunicación suelen denunciar hechos de corrupción y se generan así escándalos que envuelven a miembros de los tres ámbitos mencionados. El público suele mostrar indignación frente a estos hechos. Sin embargo, acepta la existencia de un mundo ura que está más allá de su control como algo natural y no como un producto histórico. Con toda seguridad, a los niños no se les enseña a adoptar comportamientos ilegales, pero la relación entre omote y ura, entre lo que se puede mostrar y lo que debe ser ocultado es parte de su vida cotidiana. Si el niño tiene un problema en la escuela que incluye violencia verbal o física, los padres no suelen enterarse hasta que el problema está muy avanzado, algo frecuente en el caso del acoso escolar, conocido como ijime.
La dicotomía uchi-soto
El par omote – ura está relacionado con una tercera dicotomía que no por ser la última que presento aquí es la menos importante. La dicotomía uchi – soto está presente en todos los niveles de la vida y es de una importancia capital. Uchi significa “dentro” y soto significa “fuera”. Es aplicada a los grupos sociales. Lo importante en este caso es que existe una barrera mucho más fuerte que en el mundo occidental entre quienes pertenecen a un grupo y quienes son ajenos a él. Esto puede observarse claramente en el mundo empresarial y en la burocracia estatal. Los empleados se refieren a la empresa en que trabajan con el término uchi. Con la misma pronunciación, aunque con distinto ideograma, se denomina a la propia casa, por lo que uchi también remite al ambiente familiar e históricamente a la premodernidad, en que la familia extendida y la unidad económica se superponían. En el seno del grupo sus miembros se pueden expresar con cierto grado de libertad sobre temas que no abordarían con gente ajena al mismo. Hasta cierto punto pueden expresar su propio punto de vista (honne), pero en el grupo existen relaciones verticales y una verdad oficial que debe ser acatada.
Las observaciones que cada individuo hace tienen muy en cuenta las del resto de sus miembros y en particular las de sus líderes. A menos que se trate de una pequeña empresa, cuando me refiero a grupo pienso en una unidad que puede tener las dimensiones de una sección, unas diez personas, o de un departamento, unas cuarenta personas en una empresa mediana o grande. Dentro de las empresas japonesas el seccionalismo es fuerte, y esto se debe a que quienes están en contacto cotidiano son los miembros de una sección, que desarrollan un modo de relacionarse y generan una barrera en relación al resto del departamento. Aún así, a nivel de departamento existe otra barrera de uchi y soto en relación a otros. Y lo mismo ocurre a nivel de una división o de la planta. En entrevistas que he hecho sobre la administración del personal de ingeniería en empresas de la industria electrónica me han confiado que muchos ingenieros no querían ser trasladados a otra planta. Estos traslados son comunes y frecuentemente incluyen una mudanza a otra región del país. La razón por la que los ingenieros no querían ser trasladados consistía en que cada planta tiene su “cultura”, los ingenieros utilizan una determinada terminología y están acostumbrados a un tipo de comportamiento e interacción que el recién llegado no conoce. Aún tratándose de plantas de la misma empresa, las barreras entre uchi y soto son tan fuertes que para el nuevo miembro del grupo la interacción con sus nuevos compañeros implica un esfuerzo cotidiano de adaptación que preferiría evitar. Para evitar el seccionalismo las empresas suelen rotar con frecuencia a su personal entre secciones, departamentos o plantas.
SI VALORAS EL ARTÍCULO QUE ESTÁS LEYENDO AYÚDANOS A SEGUIR CRECIENDO. COLABORA CON MOKUSO
Contribuye
En la escuela primaria los niños son divididos en pequeños grupos. En general estos grupos constan de cinco miembros y son responsables por turnos de tareas extracurriculares como la limpieza del aula, los pasillos, el patio o los baños. Tanto en lo que se refiere al cumplimiento de las tareas escolares como en cuanto a las tareas extracurriculares, todos los miembros del grupo son responsables de los resultados obtenidos por cada uno de sus ellos. Si bien las calificaciones son asignadas en forma individual, los miembros de un grupo se ven obligados a controlarse mutuamente para que una falta en el comportamiento de uno de ellos no derive en un castigo para todos. Por ejemplo, si un miembro es visto corriendo por los pasillos de la escuela, la culpa recaerá sobre todos por no haber hecho un esfuerzo suficiente para evitar la indisciplina de uno de ellos. A nivel de la clase, los grupos deben controlarse mutuamente con el objeto de que su clase, uchi, sea un modelo para el resto de las clases, soto. Desde muy pequeños se fomenta la distinción entre uchi y soto a nivel de los pequeños grupos, de la clase frente a otras clases, de la escuela respecto de otras escuelas en competencias deportivas, etc., lo que al mismo tiempo intenta fomentar la cooperación y la competencia a cada uno de los niveles mencionados. Esto no difiere mucho de lo que ocurrirá luego en las secciones, departamentos y plantas de las empresas.
Autor: Luigi Alberto Di Martino
Este artículo es un fragmento del capítulo 3 del libro “31 años en Japón -ensayo autobiográfico sobre la sociedad japonesa contemporánea-”, gentilmente cedido por su autor para publicar en forma exclusiva en mokuso.ar
Artículo: La sociedad japonesa contemporánea (primera parte)
Presentación del autor: Mi nombre es Luigi Alberto Di Martino. Nací en Buenos Aires en el seno de una familia de origen italiano. Después de cursar estudios primarios y secundarios en el Instituto La Salle Florida, cursé la Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Trabajé durante unos meses en una empresa pero deseaba seguir estudiando. Viaje a México con el objeto de cursar la Maestría en Economía en la División de Estudios de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Una vez graduado curse otra maestría, ya que no había doctorado, en la sección de Estudios Japoneses del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Corría la década de 1980 y Japón disputaba el liderazgo de la economía mundial a los Estados Unidos. Desde la década anterior investigadores de diversos países llegaban a Japón con el objeto de estudiar las causas del rápido crecimiento de la economía japonesa y su expansión a nivel global. Una vez concluidos mis estudios en El Colegio de México viajé a Japón con una beca concedida por la Universidad Hosei, situada en Tokio, para dedicarme a la investigación durante un año. Posteriormente cursé el Doctorado en Economía en la Universidad de Kioto y recibí el título de Doctor (Ph.D.) en Economía. Durante casi tres décadas trabajé, primero como profesor de tiempo parcial (los primeros 12 años) y luego como profesor titular (16 años), en diversas universidades japonesas. Una vez retirado comencé a escribir sobre la sociedad japonesa contemporánea. Hasta el momento he escrito dos libros de ensayos y una novela. El primer libro de ensayos combina mis experiencias durante 31 años de estadía en Japón con un estudio crítico sobre diversos aspectos de la sociedad japonesa contemporánea. El segundo consiste en un análisis del imaginario social japonés, donde podrá encontrar características del modo particular de interacción social normalmente adjudicado a la cultura japonesa y los cambios ocurridos a nivel psicosocial, social, económico y político durante las últimas décadas. En estos momentos estoy dando el segundo y tercer curso sobre este libro en español. Encontrará una descripción de su contenido en la página dedicadas al curso. El tercer libro es una novela histórica ambientada en Japón antes, durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Apoya a Mokuso
Queremos garantizar la calidad de la información. Con tu contribución podremos mantener el sitio web de Mokuso gratuito y accesible para todos.