La mayor parte de los amantes de la cultura japonesa ha visto- sea en algún “bazaa”, o sea en un “matsuri” de la colectividad japonesa- un ensamble de taiko. Y si bien en la Argentina estos ensambles pueden ser de eisa-daiko (tambores okinawenses) o de wa-daiko (tambores japoneses), en este artículo nos centraremos en la problemática terminológica de los tambores típicos de la Isla Grande de Japón.
Términos como Sôsaku-daiko, Gensaku-daiko, Dentô-daiko, o Kumi-daiko, se han utilizado- y se utilizan- por diversas instituciones o agrupaciones de Japón, Argentina y el resto del mundo, con diferentes intereses y discursos en espacios y/o contextos de gestión cultural.
En todo esto entra en juego la idea de «tradición» que se quiera enfatizar, siendo el discurso de «lo tradicional» legitimatorio desde el punto de vista institucional. En este marco, lo «tradicional» (“dentô” en Japonés) por lo general se analoga con lo originario, y por lo tanto con lo prístino, lo puro… lo que está más cerca de lo “auténtico” o “verdadero”. Así, lo calificado como “tradicional” recarga de una potencia cuasi-sagrada toda aquella manifestación que se reclame como antigua, aunque muchas veces ésta no sea más que una reinvención moderna de la tradición.
Por lo general se define a las manifestaciones del taiko anteriores a la Segunda Guerra Mundial como «gensaku-daiko» (taiko «original» u «originario»). Los contextos donde aparecen generalmente son los matsuri, los bon odori y una diversa gama de ritos religiosos y celebraciones comunales. Mientras que para las manifestaciones más modernas se utiliza el término «sôsaku-daiko” (taiko “creativo»), haciendo alusión al carácter de composición moderna de las piezas musicales y de los estilos coreográficos desarrollados en la ejecución. Aunque desde una perspectiva teórica ambos términos aparecen muchas veces como antagónicos, en ocasiones terminan confundiéndose en la práctica.
Un ejemplo de lo borrosos que pueden ser los límites entre «gensaku» y «sôsaku» se puede estudiar en la ejecución del taiko en el Bon Odori. En ese tipo de festividad, un ejecutante de taiko estaría tocando en un contexto «gensaku» si la pieza musical que suena tiene la suficiente antigüedad y es ejecutada con instrumentos tradicionales; pero estaría tocando «sôsaku» si la música sobre la que tocan los taiko fuese moderna o utilizara instrumentos y armonías contemporáneas. Si bien el taiko se utiliza tradicionalmente en el contexto del Bon Odori, y el mismo Bon Odori se practica por tradición, a su vez, las manifestaciones artísticas dentro de éste pueden ser modernas o contemporáneas.
Por otro lado, el término «kumi-daiko» (ensamble de taiko) se lo debemos al creador de la moderna disciplina del taiko en el año 1951: Daihachi Oguchi. Él era baterista de jazz, y al encontrarse con una partitura tradicional de música de “kagura” (danza shintoísta) del templo de Osuwa (prefectura de Nagano), la orquestó de forma tal que la línea de percusión tuviese muchas voces, asemejando cada una de éstas a los cuerpos de una batería. Llamó a esta nueva manifestación artística «kumi-daiko». El taiko comenzaba a ser ejecutado en escena por una gran cantidad de tambores.
Curiosamente, salvo por unos pocos taikistas con contactos con el mundo del taiko norteamericano o con mucha relación con el grupo que fundó Oguchi (Osuwa Daiko), en Japón el término no se hizo muy popular. Fue en Estados Unidos donde este término caló profundo, y desde allí se trasladó a otros países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda y algunos grupos de Argentina.
En los casos de Japón, Brasil, y Taiwán, el término más difundido es el de «wa-daiko». En escritura japonesa, el caracter kanji de «wa», junto al de «Yamato», son los dos nombres más antiguos de Japón antes que este país pasara a llamarse en época moderna «Nihon”.
La utilización de este término asociado al taiko se popularizó en la década del 70 por tres razones:
1) La proliferación de Sociedades de Preservación en casi todas las artes japonesas.
2) La formación de la primera Federación de Taiko de Japón.
3) La re-invención del Taiko como una tradición más antigua de lo que era. La utilización de «Wa» lo remontaba a un pasado cuasi-legendario, tiñiéndolo de antigüedad y sacralidad.
Para finalizar, podemos señalar que aún no existe una única y más verdadera definición del taiko como espectáculo o forma artística. Varios términos se utilizan de forma intercambiable, dependiendo de cuál es el aspecto que se quiere resaltar en un ensamble o institución determinados.
El arte del taiko se manifiesta en diversísimos enfoques, formas y estilos. Podríamos incluso hablar de diversas culturas del taiko que continuamente surgen y se redefinen técnica, artística y hasta conceptualmente, por lo que no sería raro que a futuro surgieran nuevos conceptos que precisen aún más las características de cada de estas culturas.
Apóyanos desde Argentina con Mercado Pago
Desde cualquier parte vía Paypal