Realmente no existe diferencia entre ambos términos, más allá de lo que la etimología de la palabra nos indica. Etimológicamente se entiende por marcial como concerniente, relativo, perteneciente y alusivo a la guerra, a los militares y relacionado con el ámbito militar. Y en el mismo sentido, militar proviene del latín militaris ‘perteneciente al soldado o a la guerra’, derivado de miles, militis ‘soldado’. Así que de una forma o de otra, contextualmente hablamos de lo mismo, por tanto, da igual que nos refiramos a las artes bélicas, artes de combate o artes de lucha, como también las podríamos denominar, en su conjunto y en este contexto, se refieren de una manera llana al “arte de guerrear” como un conjunto de técnicas y conocimientos de ataque y defensa, entendiendo como arte del latín ars, artis ‘habilidad’, ‘profesión’, ‘oficio’ de una obra o trabajo que expresa mucha creatividad, pero que no está exento de techne (técnica), es decir, que obedece reglas. En el contexto oriental las artes marciales no son denominadas ‘marciales’ ya que no se refieren a Marte, sino artes de lucha o guerra (Wu, Bu, Wei).
Según la la Real Academia Española de la Lengua: arte ¬ Del lat. ars, artis, y este calco del gr. τέχνη téchnē. ¬ 1. m. o f. Capacidad, habilidad para hacer algo. ¬ 2. m. o f. Manifestación de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros. ¬ 3. m. o f. Conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo. ¬ 4. m. o f. Maña, astucia.
Sin embargo, lo evidente es que no para todo el mundo significa lo mismo y de esto habría que reflexionar para no crear una disonancia cognitiva, es decir, una desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones). Porque, lo que es cierto, es que la aceptación de cualquiera de las denominaciones que queramos darle a las ‘artes de lucha’ implica básicamente cuestiones culturales muy concretas.
Por tanto, sería necesario comenzar por plantear qué entiende el individuo de hoy día por arte marcial o arte militar y qué se deriva de su entendimiento para poder determinar con más precisión cuál es el objetivo de que unos padres apunten a su hijo a la práctica de artes marciales/artes militares.
Desde el punto de vista pedagógico, recopilar una serie de técnicas o habilidades para transmitir a terceros con el objetivo de formar es como ‘arar, arar y nunca sembrar’. Adquirir técnica o habilidades sin el cultivo del conocimiento es algo tan llano y vacío como un campo yermo. Es decir, no entiendo a quien se dedique a la enseñanza de lo que se suponen artes de lucha y nunca haya investigado o leído sobre Sir Basil Liddell Hart, Sun Tzu, las técnicas bélicas del mundo oriental, la guerra en el mundo antiguo, la maquinaria de asedio romana, la guerra moderna, las técnicas de manipulación mental, el ascenso del clan Takeda en el Japón feudal o los antiguos tratados de esgrima española.
Por ende, quien se encamine hacia el aprendizaje, neófito en el campo de ‘lo marcial’ hará mal si no aplica el sentido común, tan poco común a veces, de encomendarse a una persona docta en la materia y que no sepa que el cerebro es la mayor máquina de supervivencia jamás creada y que al igual que un perro doméstico come cuando está presente su dueño, porque sabe que alguien le proporcionará la comida, el mismo sufre de estrés cuando no está su dueño y aun teniendo comida no come, porque no sabe cuándo podrá volver a disponer de comida. No sea usted como un perro doméstico y en lo concerniente al aprendizaje del arte marcial uno debe ser como un perro callejero que busca su propia comida y aprovecha la más mínima oportunidad para nutrirse, en ocasiones hasta de basura.
“Toda acción militar está impregnada de fuerzas inteligentes y sus efectos”
Clausewitz
Autor: Sensei Víctor López Megía
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