Quienes practicamos artes marciales, siempre hemos estado confinados a relatos, muchas veces míticos sobre sus orígenes. La mayoría se ha conformado con repetir lo que ya se ha hecho una verdad cómoda, sin embargo, quienes hemos hurgado un poco en los libros y en quienes han transitado antes el camino, hemos desarrollado nuestro propio criterio sobre las «Artes de la Guerra» como pudieran llamarse en su concepción más primitiva. Es conocido que el término Marte hace alusión al dios de la guerra, y llamadas artes, también como una referencia a qué son expresiones humanas que reflejan el potencial del cuerpo o lo físico, la profundidad de la mente y la grandeza del espíritu. Ahora bien, las artes militares han Sido la principal estructura de base para el desarrollo de las artes marciales, su forma jerárquica, sus aspectos filosóficos hacia el logro de objetivos. Las formaciones y hábitos de orden cerrado, por ejemplo, le han dado un carácter disciplinario que ha hecho de ellas una herramienta para la vida.
Estos aspectos, que son parte de su esencia histórica, deben ser bien entendidos, no son una doctrina que promueva el autoritarismo ni la supremacía sobre los otros como pudiera entenderse en lo que proyectan, más bien deben seleccionarse los elementos que engrandecen a los practicantes de estas artes milenarias. La disciplina, la constancia, la humildad y muchos de los otros elementos de desarrollo personal, intrínsecos en su práctica, deben estar por encima de estos aspectos militares de las Artes, que hace algún tiempo fueron transformadas en artes para la paz, que usan toda esta herencia de grandes Maestros, que a través de la práctica de las disciplinas milenarias han alcanzado niveles de autorrealización humana, son las Artes Marciales un regalo para el desarrollo y evolución de la humanidad.
Su valor viene dado mediante un hábito de cultivar día a día, un ejercicio de mejoramiento constante, buscando el perfeccionamiento de lo que se hace. Este proceso va transformando de manera visible lo físico y de manera invisible lo sutil que es el espíritu, es por ello que los estudiantes de artes marciales son generalmente destacados en sus otras facetas de la vida civil. De tal manera que si profundizamos en el verdadero conocimiento y naturaleza de las artes marciales, quedará claro que solo aportan salud y bienestar síquico y emocional a sus practicantes. Domo Arigato gosaimashita.
Autor: Luis Reveron
5º Dan de karate Shotokan JKA
Jefe instructor JKA Seiken Venezuela
Instructor del Hombu Dojo de JKA/WF Venezuela y Nihon Budo Karate Do
Instagram: @luisreveronjka
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