El karate, el aikido y la filosofía son parte de la vida de Gabriel Bisceglia, quien ha logrado en su libro Camino a lo esencial el maridaje perfecto entre las enseñanzas que Sensei Justo Gómez le ha transmitido en innumerables charlas, con sus estudios de filosofía y su propia experiencia como maestro de aikido y practicante de karate. Los invitamos a leer el primer capítulo de este libro que pone la esencia del budo al alcance de todos.
Nuestro origen
Nuestra civilización occidental, en su período moderno iniciado con la invasión a América, cuyo saqueo y explotación cimentó las bases del sistema económico actual, definió a su modelo de ser del hombre en palabras de Descartes. Su tesis ego cogito ergo sum, yo pienso por lo tanto existo, traza una división irreconciliable entre mente y cuerpo, con preferencia absoluta por la primera. El sujeto humano ya se ha dividido a partir de este desbalance entre estos dos elementos constitutivos de nuestro ser al poner el acento de la existencia en el pensar, dando lugar a un modelo de hombre específico, hoy naturalizado. Un juicio de valor acompaña a esta lógica que excluye. Esquemáticamente podemos decir:
Mente / Cuerpo
Varón / No varón
Blanco / No blanco
Ciudad / No ciudad
Hombre / Otras especies
Dueño / Asalariado
Ser / Estar
La mente es superior al cuerpo. Todo lo físico será bajo, indecoroso, culposo, animal. A lo mental se lo asocia con una elevación sacra vecina a lo divino en términos cristianos. Todo seguirá este patrón de valoración de los opuestos, y la consecuente búsqueda de opresión del elemento juzgado como inferior. Así, el machismo oprime a la mujer, el racismo oprime a los no blancos, el clasismo oprime a los no acomodados, el especismo oprime a los no humanos. La ciudad explota al campo. Esta lógica y este modelo de sujeto son los que se han impuesto en la sociedad moderna, y se han afianzado en todo el mundo mediante el proceso de globalización. No de modo azaroso ni fortuito. Hay razones para esto. Pues bien, este modelo de sujeto con preeminencia racional está olvidado de su cuerpo o al menos, inconsciente de él. El modelo de educación formal tiene como objetivo alimentar el mercado laboral. Desde la primaria hasta la especialización de posgrado, se observa que prácticamente la totalidad de las horas de formación son teóricas, es decir, se forma la mente del sujeto. El cuerpo queda relegado a algunas horas de educación física a la semana en los ciclos iniciales, o a aulas talleres para los que serán obreros. La educación de las emociones no forma parte de la currícula en modo alguno. El corazón parece ser tomado como cosa de telenovela. El espíritu, la intuición y el ki son nociones inexistentes a los ojos del método científico, único sistema de legitimación, ya que todo aquello que no se pueda medir y pesar queda fuera de su campo. Baste con este breve esbozo del sujeto cartesiano que somos como hombres de esta época. [Continuar leyendo]
Autor: Gabriel Bisceglia, escritor, autor del libro Camino a lo esencial. Sensei de Aikido y practicante de karate shotokan ITKS.
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