Un nuevo viaje está por comenzar y muy importante por la cantidad de alumnos que me acompañan en esta oportunidad, 26 practicantes de 4 países: Canadá, Uruguay, Chile y Argentina.
Un nuevo viaje al Honbu dojo Kyudokan en Okinawa, algo que me invita a exponer algunos puntos que considero de suma importancia.
Este será mi 6º viaje en grupo, guiando en este camino a varios alumnos que visitarán por primera vez la tierra del karate. Otros ya me han acompañado en más de una ocasión. No cuentan los que hice para mí.
Mis dos primeros viajes a Okinawa, hace mucho tiempo ya, de un total de dieciséis, estaban signados por un desaliento permanente, por parte de quienes en realidad deberían haberme incentivado. Todas eran trabas y negativas. Pero un cabeza dura como yo, hacía caso a omiso a los desalientos, mis ganas superaban a mis miedos y dudas.
Aquellas decepciones, lejos de condicionarme, me impulsaron, años más tarde, a abrir el camino para los que vinieran detrás de mí.
Pero bueno, en esta instancia lo que me importa es plasmar una visión que, seguramente, ayudará a más de uno a tomar la decisión adecuada.
Para los amantes del karate, viajar a Okinawa puede llegar a ser una meta, por un interés en perfeccionar la técnica o simplemente por turismo de moda. Sin embargo, yo considero, que tal decisión debería tener otros basamentos, muy diferentes al técnico o al de disfrutar de las maravillosas playas de arena blanca y agua cálida que nos ofrece Okinawa.
Deberíamos preguntarnos, ¿qué esperamos encontrar en Okinawa?
Alguien comentó hace poco, que cuando se vuelve de Okinawa no venimos convertidos en ¨Sakugawa¨ o ¨Matsumura¨…, y eso es absolutamente cierto.
La verdad del Karate está básica y únicamente sustentada en nuestra práctica diaria.
Por lo tanto, ¿qué más esperamos encontrar?
Yo diría que una vez que estemos convencidos de realizar ese largo y costoso viaje, deberíamos sentarnos con nuestro Sensei o quien tenga la experiencia de haber ya estado en Okinawa, y que este nos cuente las cosas importantes que debiéramos saber.
¿Por qué? Para sacar el mejor provecho y obtener la mayor atención de los maestros que visitemos.
En nuestro primer viaje, pocas cosas nos van a sorprender, pero muchas nos van a gustar… Pero la esencia del Ti de Okinawa, llevará más tiempo en poderse llegar a vivir.
Tenemos que generar en los maestros de la isla, la confianza de que no somos unos simples visitantes más que llegan a sacarse fotos y luego presumir que ya son auténticos ¨Okinawa practicantes¨, cosa no fácil, y para ello debemos saber cómo comportarnos, qué cosas son las que valoran en un extranjero.
Nunca nos dirán nada, pero siempre estarán mirando nuestro comportamiento.
El okinawense en general es una persona muy afable y de actitudes espontáneas y naturales, no tiene posturas estudiadas, es simple y tan observador como agradecido.
De ahí la importancia de conocer determinadas situaciones a las cuales nosotros, culturalmente a millones de kilómetros, no identificamos como trascendentes.
Debemos saber que en Okinawa como en cualquier parte hay buenos y no tan buenos Maestros. Ya que muchos han visto en la modernidad del actual “karate tour” una nueva y porque no lucrativa forma de vida, esto los lleva a mostrar un karate “for export”.
Y para nosotros, dependiendo de nuestra experiencia previa, puede resultar difícil separar la “paja del trigo”. Debemos ser exigentes a la hora de seleccionar con quien entrenar.
Deberíamos tomarnos un tiempo para leer y memorizar un poco la historia del karate y de nuestra Escuela o en caso de no tenerla, la que vayamos a visitar.
Sorprendería saber cómo los verdaderos maestros de Okinawa valoran que conozcamos sus orígenes.
Okinawa no es un mito, es una total realidad. Nos puede nutrir de conocimientos de todo tipo. Pero también nos puede sumir en la más profunda desilusión. Para lo cual tendremos que estar preparados. Muchos practicantes llegan cargados de sueños y la realidad de la escuela que practican es muy diferente. Una buena parte de estos estudiantes terminan buscando otro maestro, y eso les aseguro, no es fácil.
Pero, para quien es un caminante del Do, termina siendo un beneficio para el resto de sus días.
Hoy en día hay muchos que piensan que ya no hay nada más en Okinawa que no puedan desarrollar en su Dojo local. Puede que en parte tengan razón. Y digo en parte, porque pienso que allá, en la Isla del karate, se esconde mucho más de lo que se muestra. Solo que una vez no alcanza para descubrirlo y sin obtener la debida confianza de los maestros, el conocimiento quedará vedado para nosotros. Mucho más, si nunca se ha ido y se habla a través de la soberbia del autoconocimiento.
Pero, acá, no trato de convencer a nadie.
Este breve artículo solo intenta que quien tenga la oportunidad de llegar a Okinawa lo haga en las mejores condiciones y así sea capaz de ver el bosque por encima del árbol.
EL GRAN SECRETO DE OKINAWA, ES EN DEFINITIVA EL GRAN SECRETO DEL KARATE: ¨… HACER OCULTO LO EVIDENTE, Y TANGIBLE LO INVISIBLE…
¨
Una nueva aventura está casi pronta para comenzar, ya les contaré a la vuelta. Ganbatte Kudasai por siempre.
7º Dan Kobayashi ryu Kyudokan
Coordinador del Grupo internacional de Dojos Kyudo Mugen Kyudokan
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