En 2014 fue acuñado en Japón el término matahara, proveniente de la expresión “maternity harassment”, acoso por maternidad. Mujeres que han sido víctimas de acoso por maternidad se han organizado en una ONP llamada matahara net. El término refiere al trato injusto y el acoso físico y mental de empleadas por el solo hecho de quedar embarazadas o haber dado a luz. En Japón existe una ley que prohibe la discriminación contra las mujeres embarazadas en el lugar de trabajo. Tal como ocurre con otras leyes referidas a las condiciones de trabajo, esta también ha sido rutinariamente ignorada. El acoso maternal incluye el despido, las presiones para que la empleada renuncie a su empleo, la quita de la posición de supervisora o jefa de sección, o el cambio a un puesto de trabajo menos deseable. Es una de las tres formas de acoso que sufren las mujeres japonesas en sus lugares de trabajo junto al abuso de poder (power harassment) y el acoso sexual (sexual harassment). Según los resultados de una encuesta realizada por la confederación de sindicatos japoneses Rengo en 2015, el 20.9% de las mujeres empleadas en Japón había sufrido acoso por maternidad. Matahara aumenta el riesgo de aborto y nacimiento prematuro. En el año 2011 Miki Kobayashi publicó el libro “Reportaje: el aborto espontáneo en el lugar de trabajo” (rupo: shokuba ryuzan ルポ:職場流産). Allí explica los riesgos de abortar y describe casos de aborto debidos a las condiciones de trabajo. Se trata de empleadores que obligan a las mujeres a trabajar hasta último momento antes del parto y no tienen en consideración su estado para asignarle condiciones más fáciles de sobrellevar. Por el contrario, en ciertos casos les asignan condiciones más duras como forma de presión para que abandonen voluntariamente sus empleos.
La primera década de nuestro siglo ha sido testigo de una reforma neoliberal y condiciones económicas que en muchos hogares hicieron más necesario que las mujeres tengan un ingreso estable. Por ello cada vez menos mujeres renuncian a sus empleos al quedar embarazadas o dar a luz. Esto no es visto con buenos ojos por los empleadores, que estaban acostumbrados a que las mujeres cedan ante las presiones. De esta puja entre empleadores y empleadas surgió el recurso judicial adoptado por Sayaka Osakabe. Ella sufrió un aborto espontáneo que atribuye a la gran cantidad de horas que debía dedicar a su trabajo como editora. De regreso en su trabajo intentó negociar una división de su carga de trabajo para no sufrir otro aborto. Como respuesta le solicitaron que no vuelva a quedar embarazada en los siguientes dos o tres años y que su carga de trabajo no la iba a matar. Cuando Osakabe quedó embarazada por segunda vez su médico le ordenó permanecer en cama, pero continuó con la misma carga de trabajo en su casa. Su jefe la visitó y le solicitó que renuncie ya que su ausencia estaba generando inconvenientes en la oficina. Ella volvió a trabajar en la oficina y una semana después sufrió un segundo aborto. Osakabe afirma que la primera vez que quedó embarazada lo mantuvo en secreto ya que su estado iba a ser mal recibido por sus compañeros. Dice irónicamente que en Japón rara vez los jefes felicitan a una empleada por quedar embarazada. Inmediatamente se convierten en una carga para la empresa y esa consideración es percibida en el ambiente de la oficina. Ella le hizo juicio a la empresa. Ganó el juicio, aunque finalmente el caso fue resuelto a través de un acuerdo confidencial. Inmediatamente Osakabe fundó la ONP matahara net y de este modo acuñó el término matahara. En 2015 obtuvo el premio del Departamento de Estado de los Estados Unidos a las mujeres de coraje, normalmente asignado a mujeres que han emprendido luchas con valentía en países subdesarrollados.
En septiembre del mismo año miembros de matahara net asistieron a otro juicio. Una mujer había sido destituida de su puesto de supervisora en un hospital por haber quedado embarazada. La corte de primera instancia se pronunció a favor de las autoridades del hospital. Sin embargo, el 23 de octubre de 2014 la Suprema Corte de Justicia de Japón dictaminó que su democión violaba la Ley de Igualdad de Oportunidades de Empleo entre el Hombre y la Mujer de 1986. Gracias a las acciones emprendidas por estas mujeres los empleadores deben tener ahora más cuidado al tratar con mujeres embarazadas. La página web de matahara net afirma que “el acoso por maternidad no es solo un problema de las mujeres embarazadas sino un problema social particularmente destacado en Japón y no así en otros países desarrollados”. No cabe duda de que es un problema social que las propias autoridades están interesadas en solucionar ya que en Japón cada vez hay menos casamientos, nacen menos niños y la población disminuye a razón de unas 500.000 personas al año. Ello explica el dictamen de la Suprema Corte de Justicia. Los empleadores en cambio siguen pensando en términos de costos y beneficios para sus empresas ignorando la ley promulgada. Las mujeres que han emprendido esta lucha con coraje y la Suprema Corte entienden que se trata de algo que afecta a toda la sociedad. El gobierno ha instituido programas de entrenamiento para empleadores y empleados ya que es común que los propios compañeros discriminen a la mujer embarazada ya que ellos tendrán que hacer el trabajo que ella no puede hacer.
Autor: Luigi Alberto Di Martino
Artículo extraído del libro Japón en la década de 2020 -alternativas para una mejor calidad de vida–
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Presentación del autor: Mi nombre es Luigi Alberto Di Martino. Nací en Buenos Aires en el seno de una familia de origen italiano. Después de cursar estudios primarios y secundarios en el Instituto La Salle Florida, cursé la Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional de Buenos Aires. Trabajé durante unos meses en una empresa pero deseaba seguir estudiando. Viaje a México con el objeto de cursar la Maestría en Economía en la División de Estudios de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Una vez graduado curse otra maestría, ya que no había doctorado, en la sección de Estudios Japoneses del Centro de Estudios de Asia y África de El Colegio de México. Corría la década de 1980 y Japón disputaba el liderazgo de la economía mundial a los Estados Unidos. Desde la década anterior investigadores de diversos países llegaban a Japón con el objeto de estudiar las causas del rápido crecimiento de la economía japonesa y su expansión a nivel global. Una vez concluidos mis estudios en El Colegio de México viajé a Japón con una beca concedida por la Universidad Hosei, situada en Tokio, para dedicarme a la investigación durante un año. Posteriormente cursé el Doctorado en Economía en la Universidad de Kioto y recibí el título de Doctor (Ph.D.) en Economía. Durante casi tres décadas trabajé, primero como profesor de tiempo parcial (los primeros 12 años) y luego como profesor titular (16 años), en diversas universidades japonesas. Una vez retirado comencé a escribir sobre la sociedad japonesa contemporánea. Hasta el momento he escrito dos libros de ensayos y una novela. El primer libro de ensayos combina mis experiencias durante 31 años de estadía en Japón con un estudio crítico sobre diversos aspectos de la sociedad japonesa contemporánea. El segundo consiste en un análisis del imaginario social japonés, donde podrá encontrar características del modo particular de interacción social normalmente adjudicado a la cultura japonesa y los cambios ocurridos a nivel psicosocial, social, económico y político durante las últimas décadas. En estos momentos estoy dando el segundo y tercer curso sobre este libro en español. Encontrará una descripción de su contenido en la página dedicadas al curso. El tercer libro es una novela histórica ambientada en Japón antes, durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.
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