Conocido también como «el camino del guerrero”, el código Bushido rige la ética al que muchos samuráis (o bushi) entregaban sus vidas, sus pilares eran la lealtad y el honor hasta la muerte. Si un samurái faltaba a su honor, debía suicidarse mediante un corte en el vientre conocido como seppuku o harakiri, un el ritual de suicidio japonés que causaba la muerte por desentrañamiento. Era una forma de morir con honor en lugar de caer en manos del enemigo y ser torturado o ser sometidos a una pena capital en el caso de los que habían cometido serias ofensas.
La palabra “bushi” significa “guerrero armado” y la terminación “do” significa “camino”, es decir, su significado es “el camino del guerrero”.
El código bushido no es simplemente un listado de reglas que un guerrero debía seguir. Representaba los principios que preparaban a un hombre o a una mujer para pelear sin perder su humanidad. Una forma de vida. La aceptación del samurái a la muerte. Solamente un hombre que no tiene miedo a la muerte, puede decidir con libertad y hacer siempre lo que cree correcto sin especular con las posteriores consecuencias.
El Código de Bushido
1. GI. Honradez y Justicia. Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia. Para un auténtico samurái no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia. Solo existe lo correcto y lo incorrecto.
2. YU. Valor Heroico. Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir. Un samurái debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte. Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
3. JIN. Compasión. Mediante el entrenamiento intenso el samurái se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos. Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
4. REI. Cortesía. Los samurái no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurái es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales. Un samurái recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurái se vuelve evidente en tiempos de apuros.
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5. MEYO. Honor. El Auténtico samurái solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad. No puedes ocultarte de ti mismo.
6. MAKOTO. Sinceridad Absoluta. Cuando un samurái dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará. No ha de «dar su palabra.» No ha de «prometer.» El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer. Hablar y Hacer son la misma acción.
7. CHUGO. Deber y Lealtad. Para el samurái, haber hecho o dicho «algo», significa que ese «algo» le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan. Un samurái es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel. Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya. Cuidado con el camino que sigues.
Credo del Samurái
No tengo padres. Hago del Cielo y la Tierra mis padres.
No tengo poder divino. Hago del honor mi fuerza.
No tengo recursos. Hago de la humildad mi apoyo.
No tengo el don de la magia. Hago de mi fortaleza de ánimo mi poder mágico.
No tengo vida ni muerte. Hago del Eterno mi vida y mi muerte.
No tengo cuerpo. Hago del valor mi cuerpo.
No tengo ojos. Hago del resplandor del rayo mis ojos.
No tengo orejas. Hago del buen sentido mis orejas.
No tengo miembros. Hago de la vivacidad mis miembros.
No tengo proyecto. Hago de la oportunidad mi designio.
No soy un prodigio. Hago del respeto al Dharma (Doctrina) mi milagro.
No tengo principios. Hago de la adaptabilidad a todas las cosas mis principios.
No tengo amigo. Hago del espíritu mi amigo.
No tengo enemigo. Hago de la distracción mi enemigo.
No tengo armadura. Hago de la benevolencia y la rectitud mi armadura.
No tengo fortaleza. Hago de la “sabiduría inmutable del espíritu” mi fortaleza.
No tengo espada. Hago del “silencio del espíritu” mi espada.
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