En la vasta extensión de la cultura japonesa, el arte ha desempeñado un papel central tanto en la expresión individual como en la colectiva. Desde su caligrafía –shodo– hasta sus jardines zen, el arte japonés se caracteriza por una búsqueda constante de equilibrio, síntesis y belleza. Sin embargo, cuando trasladamos este concepto al ámbito de las artes marciales, surge una pregunta que genera polémica y divisiones: ¿debe ser el arte funcional? ¿Un arte marcial que no es efectiva a la hora de pelear debe dejar de ser considerada como tal?
El dilema de la funcionalidad en las artes marciales
Podríamos aventurarnos a decir que las artes marciales están en el punto de inflexión entre el arte –por su búsqueda de perfección– y la capacidad propuesta para la defensa personal o el combate que dieron origen a su nacimiento. Históricamente, disciplinas como el kendo, el karate, el judo o el aikido, entre otras, no solo han servido como métodos de autodefensa, sino también como caminos de desarrollo espiritual y filosófico. El practicante de artes marciales busca no solo perfeccionar sus técnicas, sino también alcanzar un estado de armonía con el entorno y consigo mismo.
La evolución de la percepción de la efectividad
La funcionalidad en las artes marciales se pretende medir por la efectividad en combate. Sin embargo, a medida que la sociedad ha evolucionado, también lo ha hecho la percepción de lo que constituye «efectividad». En un contexto moderno, donde –gracias a Dios– los duelos mortales ya no son parte de la vida cotidiana, la funcionalidad puede, tal vez, extenderse a aspectos como la mejora de la salud física, el fortalecimiento de la disciplina mental y la conquista de la paz interior.
La función del arte en un sentido más amplio
Este enfoque nos lleva a una reflexión más amplia sobre la función del arte en general. En una pintura, ¿es la función simplemente evocar emociones? En una obra de teatro, ¿es solo contar una historia? En el caso del ikebana, ¿es únicamente arreglar flores de una manera estéticamente agradable? La respuesta puede variar dependiendo del propósito y la perspectiva de cada individuo
La búsqueda de la efectividad y la autoexpresión
Para los practicantes de artes marciales, la pregunta sobre la funcionalidad del arte puede traducirse en una exploración de la efectividad de sus técnicas y la profundidad de su entendimiento del camino del guerrero. Pero, ¿acaso el arte necesita justificar su existencia a través de su utilidad? ¿O puede ser simplemente un medio para la autoexpresión?
Una cuestión de perspectiva y elección
En última instancia, la funcionalidad del arte, ya sea marcial o no, puede ser vista como una cuestión subjetiva, abierta a interpretación. ¿Debe el arte ser funcional? Tal vez la respuesta esté en el ojo del observador, en el corazón del practicante y en el camino que cada uno elige recorrer. Así, dejamos esta pregunta abierta, invitando a cada lector a encontrar su propia respuesta.
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