¿Cómo articular la estrategia de comunicación que requiere una escuela de karate? ¿Cómo responder a las necesidades de los alumnos? ¿Cómo organizar un sistema de comunicación claro y eficiente?
Comprender el funcionamiento de una institución, entender su cultura, conocer a sus usuarios, repensar sus acciones, mejorarlas y redefinirlas para que todo el esfuerzo y la energía invertida no se disperse, para que cada una de las acciones que emprendamos se potencien entre sí y se dirijan cada vez con más fuerza hacia un objetivo definido, requiere un plan y un desarrollo.
Al igual que en el karate, algo muy presente en la comunicación es el estilo. Los estilos de karate suelen diferenciarse por características técnicas, por ejemplo el estilo okinawense tiene movimientos y formas muy diferenciados del estilo japonés que es más profundo y ampuloso en sus movimientos. A su vez dentro los estilos okinawenses algunos usan el movimiento de cintura de una forma diferente a los de otros, la respiración también cambia, los katas son diferentes… Resumiendo entendemos que los estilos se diferencian unos de otros, simplificando un poco, por cómo hacen sus técnicas.
Pero déjenme contarles que el estilo no se define por lo que se hace, sino todo lo contrario. El estilo se define por lo que no se hace. Lo que se decide dejar de lado. Cuando le preguntaron a Miguel Ángel, sobre cómo había conseguido esculpir la maravillosa estatua del David en un bloque único de mármol, contestó “David estaba dentro del bloque, yo tan solo quité lo que sobraba”.
También en el karate, el estilo está dado en realidad, no porque una técnica se ejecute de una determinada manera, sino porque se cuida que no se haga de otra forma y parece un juego de palabras, pero es una diferencia sustancial.
Cuando observamos a un karateca y decimos que tiene un estilo de hacer kata o kumite, es porque utiliza determinados recursos que lo definen, esto es lo que le da coherencia y carácter de estilo.
Si lo trasladamos a la comunicación de una escuela de karate, el estilo va a estar definido por un sistema de diseño, estrategia y lenguaje determinado que marcará un camino hacia un objetivo planificado previamente. Pero lo que mantendrá vivo ese estilo es justamente saber lo que no hay que hacer. La oferta de recursos e ideas es tan amplia que es muy fácil perderse y caer en lugares comunes. Entonces si tienen un plan de diseño, una estrategia de comunicación, mi consejo es que no se aparten de él, no se distraigan con colores, emoticones e ideas creativas que no aportan ni a su imagen de marca, ni a sus objetivos.
No les ha pasado alguna vez que fueron a ver una película de Bruce Lee o de artes marciales y salen del cine pensando que pueden tirar 100 patadas por minuto. Luego cuando vamos al dojo nos damos cuenta de que aquello no es tan fácil. Lo mismo sucede con el diseño, pensamos que nuestras ideas son geniales y que si nosotros ponemos esto aquí y aquello allá con tal tipo de letra quedará fantástico. Pero tampoco es tan fácil.
Autor: Ariel Garofalo – Director de Mokuso revista y del estudio de diseño newsdesign.red
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