Como una obra emblemática que marcó un hito en la televisión mundial, «Shogun», la miniserie de 1980, no solo trajo el Japón feudal a los hogares occidentales, sino que también se convirtió en un fenómeno cultural que sigue resonando hasta nuestros días. Desde su difícil producción hasta su impacto duradero en la percepción de la cultura japonesa, esta serie ha dejado una marca indeleble en la historia del entretenimiento. En este análisis detallado, exploraremos los entresijos de la creación de esta miniserie, su recepción tanto en Occidente como en Japón, y por qué su legado perdura en la actualidad.
De 1980 al streaming
La adaptacion de Shogun (Star+) la está rompiendo este 2.024, así que la vamos a analizar; sin embargo, en la 2.ª parte de este artículo. Me gustaría primero partir con una revisión de la serie clásica de 1980 y las difíciles circunstancias bajo las que se filmó. Así que quédense que vale la pena.
Corría el año 1975 y en EE. UU. una novela se publica y se transforma en best seller, “Shogun” del autor James Clavell, conocido guionista y productor de cine, quien incursionaba también en la literatura.
Prisionero de los Japoneses en la 2.ª Guerra Mundial
James Clavell es un caso curioso, fue un soldado que estuvo prisionero de los Japoneses durante la 2.ª Guerra Mundial, así que razones para odiarlos tuvo, pero, sin embargo, en un extraño giro digno del síndrome de Estocolmo, termina admirándolos y dedicándoles una novela profundamente pro Japonesa como es Shogun. El mismo Clavell comentaba que llego a comprender la cultura nipona, por ejemplo ellos trataban muy mal a los prisioneros porque no entendían que debía haber prisioneros y leyes internacionales de la guerra, para ellos, ser prisionero era una deshonra, un guerrero debía morir antes de evitar caer prisionero. Por ello no sabían durante la 2.ª Guerra Mundial que hacer con los campos de prisioneros, llegando a ser muy crueles. Este conocimiento del ser japonés, lo llevo finalmente a exorcizar sus demonios de la guerra en su novela autográfica “El Rey de las Ratas”, donde narro sus experiencias en un campo de concentración Japonés. Luego procedió, a ficcionar la novela Shogun, que relata los turbulentos acontecimientos del Japón Feudal, con la sombra de los tres titanes de dicho periodo, Oda Nobunaga, Toyotomi Hideyoshi y Tokugawa Ieyasu. Y como dicho tablero de juego que era el Imperio Japonés se tambalea con la llegada de un navío Holandés, en la vida real, comandado por el marino Inglés William Adams.
Turbulentas intrigas en el Japón feudal: El fascinante mundo de ‘Shogun
A muy grosso modo, Shogun es una novela que trata sobre las luchas de poder en el Japón del 1600, en las que trata de sobrevivir el protagonista John Blackthorne quien cae en medio del conflicto de 2 señores feudales por el poder, el poderoso Toranaga y su rival Ichido. Su intérprete la misteriosa dama Mariko, también se incorpora al drama y la intriga. Podrá sobrevivir en ese juego en donde quien no lo quiere eliminar, lo quiere usar en su beneficio como un peon en el ajedrez? Sin contar con las intrigas provocadas por los enemigos naturales de Blackthorne, los Españoles y Portugueses que ya tenían presencia en Japón, una presencia muy fuerte tanto a nivel comercial como a nivel de evangelización de la fe Católica, y veían con muy malos ojos que un protestante pudiese servir de punta de lanza para poner en peligro sus intereses en dicho país.
No quiero extenderme con un resumen de la novela, salvo que represento el Japon feudal de una forma apasionante para el público de EE. UU., transformándose en un best seller.
Del rechazo al triunfo: El camino de ‘Shogun’ de la página a la pantalla
Clavell quería llevarla al cine, pero nadie parecía comprender la idea y le cerraron todas las puertas, aun pese a su prestigio como cineasta, incluso el mismo dijo, “denme el dinero yo la hago”, pero nada pasaba, al parecer al ser una novela tan larga, más de 1000 páginas habría que hacer muchas modificaciones que afectaban la riqueza del libro si quería adaptarse a una película para cine de duración standard.
Entonces, un buen día en 1977 aparece la multipremiada miniserie “Raíces”, basada en la larga novela de Alex Haley, y se transforma en un mega suceso (sí, las miniseries exitosas han existido mucho antes de lo que esta generación cree). Y “Raíces” fue la clave de “Shogun”. James Clavell entendió que había que adaptar Shogun como una miniserie de unas 9 horas, y este proyecto fue el que vendió a la NBC, contratando a Eric Bercovici como productor y guionista y a Jerry London como director. Se filmaría en locaciones en Japón, y contaría con un presupuesto de unos 20 millones de USD de la época. Para ello se negoció con el estudio Toho, conocido porque produjo las películas de Akira Kurosawa y las de Godzilla, que son las que se vieron en occidente como representantes del cine Japonés.
El riesgo de la perspectiva: La transformación de ‘Shogun’ para la pantalla chica
Todo viento en popa, cuando Bercovici convence a Clavell de que la miniserie debería estar narrada desde la perspectiva del marino John Blackthorne, veríamos lo que él viera, sabríamos lo que él sabe, estaríamos confundidos cuando él lo estuviera. Fue una decisión arriesgada, pues la novela tiene un narrador omnisciente, así que sabemos en todo momento lo que piensan todos los personajes, lo que por cierto, ayuda a entender la compleja intriga que narra la novela. Ese cambio fundamental afecto la estructura básica de la novela, ya que en esta, Blackthorne es el extraño, el bárbaro que cae rendido a la sofisticada cultura de los Samurái, en cambio en la miniserie, los extraños serían los Japoneses, vamos como un astronauta que llega a Marte. Este cambio tuvo como efecto que se eliminaron muchas escenas, tramas y subtramas, para centrarnos en la historia de John Blackthorne y su relación con Toranaga y con Mariko.
El juego de poder en el Japón feudal: ‘Shogun’ en la pantalla chica
Como ya se señaló cuando Blackthorne llega, habían ya extranjeros en Japón, pero son los Portugueses y los Españoles Católicos, ellos tienen su propia agenda que al parecer es contraria a los intereses de los propios Japoneses, por lo que Blackthorne, inglés y protestante, cuyo país es enemigo de los susodichos se transforma en un arma en contra de estos, y desbalancea la lucha interna por el poder que ocurre allí.
Volviendo a la producción, debido al cambio en la óptica de la narrativa, se tomó además otra decisión complicada, el Japonés que se habla en pantalla, no se subtitularía, así el protagonista y el espectador tendrían que adivinar ya sea por el tono de voz, por la expresión de los actores Japoneses que estaba ocurriendo, lo mismo que el protagonista. Además, pensó Bercovici, dado que muchas veces Mariko está como traductora, el subtitulado habría quedado redundante. Por último Bercovici quería que la gente aprendiese un poco de Japonés con Shogun y al menos conmigo lo logró.
Una vez comenzados los preparativos entre los equipos Estadounidense y Japoneses, se formó el reparto compuesto por conocidos actores Japoneses de la Toho, liderados por uno de los más grandes actores de la historia, Toshiro Mifune, como Toranaga.
James Clavell queria si o si a Sean Connery, como Blackthorne, pero a este no le intereso, como tampoco a Roger Moore, o a Albert Finney. Quería eso si a un actor reconocido.
Así que luego de algunas tensas reuniones se eligió a Richard Chamberlain, que no era una estrella, pero sí un nombre conocido tanto en TV como en cine, no era inglés, y llegaría a componer a un Balckthorne valiente, pero inteligente y sensible que finalmente fue del agrado de Clavell.
Desafíos y triunfos en la creación de ‘Shogun’: La odisea de llevar la épica al cine
El papel más difícil de asignar fue el de Mariko, puesto que se necesitaba una Japonesa bella, pero bilingüe, lo que no era tan facil de encontrar para 1980. Se eligió a la cantante Judy Ongg, y todos contentos. Pero cuando empezaba la filmacion Judy no podía filmar porque se iba de gira como cantante, pues además era cantante. Resultado, volver a buscarla cuando la filmación ya se había iniciado. Así cuando solo faltaba por ver a solo un par de actrices de todo Japón, y el estudio sugería ya buscar a una estadounidense y maquillarla, dieron con la recientemente fallecida Yoko Shimada, bella, alta, esbelta, pero no hablaba casi inglés, así que hubo de ser enseñada a hablar inglés de forma fonetica, con un coach de dicción, así pudo dar vida a dama Mariko.
Fue también la primera vez en un proyecto importante para gente como John Rhys Davies, Sallah de Indiana Jones, y el inolvidable Gimli de “El Señor de los Anillos”.
La filmación se realizó lugares naturales como Nagashima, el castillo Himeji (el que más veces sale en diferentes películas representando diferentes castillos), el castillo Hikone, además de los estudios Toho y locaciones en Kyoto, una hazaña para la época.
Debido a la ausencia de efectos digitales las embarcaciones que aparecen en la serie son reales, el Erasmus el barco de Blackthorne fue interpretado por una réplica del “Golden Hind” el barco de sir Francis Drake, que fue llevado navegando por su tripulación desde San Francisco a Japón, vaya hazaña, funcionaba con velas y motor, pero para ese viaje, navego a vela.
El “Golden Hind” además repintado interpretaba a los diferentes barcos de los Portugueses.
Los desafíos de la producción: Detrás de cámaras en la creación de ‘Shogun’
Además se construyo especialmente una galera, que en la ficción es de Toranaga, movida por remos, tan realista que ni se les ocurrió ponerle motor, había que moverla con remos, lo que tomaba un siglo, por si fuera poco, se bamboleaba como un corcho así que cuando había que filmar en ella, todo el mundo terminaba mareado y deseando prenderle fuego.
Dicha filmación fue un completo dolor de cabeza para todos los involucrados, problemas con los traductores de los diferentes equipos, retrasos, malos entendidos, problemas con los gremios de pescadores artesanales, un tifón que destruyo ciertos decorados, especialmente una escena de un terremoto que salió terriblemente mal, vuelvo a insistir, no había efectos digitales así que dicho terremoto se recreó con una técnica que dejo atrapado al encargado de efectos bajo un alud de tierra, eso si sé salvó. Todo ello y mucho más puso en evidencia las profundas diferencias culturales de los equipos de filmación japonés y estadounidense, un poco como la historia que narra la miniserie, de un choque cultural. El equipo japonés quería hacer las cosas a la japonesa, decorados hechos partiendo desde el techo hacia abajo, sin clavos, de modo artesanal, jornadas de grabación que parten tarde y terminan más tarde, compleja burocracia y mucho tacto a la hora de pedir algo. En cambio, los estadounidenses querían todo rápido, las órdenes eran directas y a menudo por el tema del poco tiempo, dichas de forma no muy amable, quejas constantes por las malas condiciones de los platos, etc.
Combates realistas y sobrios: la visión de Jerry London en ‘Shogun’
En cuanto a los combates, en la novela hay varios y muy sangrientos, en la serie se toman las escenas de acción más importantes del libro y se filmaron con un sentimiento Estadounidense, Jerry London, el director comento que sabía que en las películas de samuráis la acción tendía a ser algo exagerada, pero el quería secuencias de peleas realistas y muy sobrias. Así los combates y peleas están filmados de forma que cumplen como escenas de acción, pero no tienen nada superespectacular, para mí funciono, sobre todo en el primer capítulo con uno desenvaine y decapitado que aún hoy en día se aprecia como muy bien hecho. En torno a este tema, había leído por ahí que Stephen K Hayes, el maestro de Bujinkan (que vivía en Japón en la época) coreografió las escenas de combates, no pude nunca encontrar información que lo corrobore, pero recientemente descubrí una foto de Hayes junto a Richard Chamberlain, vestido Hayes como marino, así que probablemente no la coreografió, sino que trabajo como extra. Si la hubiese coreografiado habría sido acreditado.
El triunfo de ‘Shogun’: Un legado cultural que perdura
Por cierto el estudio ya a esa altura no entendía mucho que pasaba con el proyecto y habian amenazas de censuras de ciertas escenas muy crudas para la época, como la mentada decapitación y ciertos desnudos. Pero se impuso la voluntad de los creadores y el producto no fue tocado.
Finalmente y pese a todo, el proyecto se termino y con la partitura del gran Maurice Jarre, como añadido, fue estrenado en días consecutivos en septiembre de 1980 se estrenó.
Fue un super éxito, y un impacto cultural, capturo la imaginación de millones en todo el mundo, cuando pocos conocían del Japón feudal, puso de moda la comida Japonesa, los kimonos de seda, las katanas y otros bienes culturales que hasta el dia de hoy, son parte de la cultura pop, los samrái, los ninjas, los castillos, el seppuku etc.
Shogun: Una epopeya televisiva que sigue cautivando corazones
Sin embargo cosa curiosa y que no paso con por ej “El Ultimo Samurai”, filmada en 2003, “Shogun” no fue un éxito en Japon, paso desapercibida. Solo puedo hacer una especulación responsable, pero creo que en los años 80, la sociedad Japonesa era aun muy cerrada con occidente, no creian simplemente que una novela escrita por un ingles, y una serie hecha por estadounidenses pudieran realmente reflejar su cultura. En cambio en 2003, habia pasado agua bajo el puente, y curiosamente a los Japoneses les encanto “El Ultimo Samurai”, tambien producida por Hollywood, y filmada en su mayor parte en Nueva Zelanda. Para esa época, quizás estaban mas abiertos a que su cultura pudiese ser reflejada acertadamente por una cultura foranea.
Luego de todos estos desvaríos, hoy en pleno siglo XXI, que podemos pensar de “Shogun 1980”, es buena?, es mala?, vale la pena verse?
Me es difícil ser objetivo, para mi Shogun, que se estreno en Chile en 1984, si la memoria no me falla, significo mi puerta de entrada a la cultura Japonesa de los Samurai, pasión que sigue intacta a dia de hoy, 2024.
Aquí, fue un suceso, la dieron todos los domingos a las 21:30 hrs en el espacio “Best Sellers”, del canal nacional TVN. El país se paralizaba para verla, de hecho el primer capitulo tuvo tanta sintonía que lo repitieron el sábado siguiente en horario familiar, para los que se lo habían perdido.
Para su época, en que no habían efectos especiales con cgi como hoy, que se filmo en Japón íntegramente con un equipo multicultural, Shogun fue un hito de la televisión mundial.
Tengo por costumbre verla una vez al año, y leer cada tanto la novela, ambas me siguen pareciendo fascinantes. La novela por la profundidad de su intriga y la miniserie por sus decorados naturales, su fotografía realista y colorida, por su musica extraordinaria, por todo.
Shogun 1980: Un viaje épico a la fascinante historia del Japón feudal
Ahora tenemos una nueva adaptación que está teniendo un gran éxito de crítica y público, escribiremos de ella pronto.
Pero hay aspectos de esta miniserie que dudo que sean superables y lo digo responsablemente, Toshiro Mifune como Toranaga, es ya insuperable, porque Toshiro es uno de los mejores actores de la historia. Richard Chamberlain como Blackthorne lo borda con un carisma inmenso. Y Yoko Shimada compone una Mariko inteligente y hábil pero con una gran dulzura.
Para nuestros lectores que quieran ver una obra clásica con lo que ello implica, un ritmo quizás más lento, sin efectos especiales rimbombantes y que abarca ciertos aspectos claves de la novela, recomiendo esta miniserie totalmente, para el resto, debido a su condición de clásico, la recomiendo también. Pronto, cuando termine de exhibirse completamente la nueva versión de Shogun, escribiremos una crítica. Wakarimasu ka????
Agradecemos la colaboración de Jorge Orpianesi y La Ruta del Samurái
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