Ante la pregunta ¿Qué es el karate-do? Nuestra inmediata respuesta es: “El karate, es un arte marcial”. Seguramente todos los que están leyendo este artículo han escuchado alguna vez esta definición sin cuestionarla, puesto que es una verdad dada. Pero sin nos detenemos a pensar que significa arte marcial o más aún si la combinación de estas dos palabras guardan coherencia, nos daremos cuenta de que la repetimos como un mantra. Son sentencias culturales en las cuales creemos sin saber, casi como un acto de fe difícil de explicar.
El karate ¿Arte marcial o manifestación cultural?
El término “arte” es en muchos casos ambiguo y subjetivo, a su vez si lo asociamos a la palabra “marcial” puede resultar incluso contradictorio. Desde nuestra visión occidental esta combinación de palabras se torna aún más confusa, puesto que la irrupción masiva de las “artes marciales” que migraron de oriente fueron divulgadas masivamente con la industria del entretenimiento: el cine, la televisión, los libros, las revistas etc. Y lamentablemente lo que prima en la industria del entretenimiento no es la profundidad y la búsqueda de lo esencial. Es así que las licencias poéticas de la ficción en virtud del éxito fueron tiñendo la historia de un color irreal.
Si le preguntamos al ciudadano de a pie que es el karate, rápidamente nos contestara: es un deporte o un arte marcial milenario. Veamos, el término “arte marcial” aparece en China en los años 1882 y en Japón 40 años después. El mismo es el resultado de traducciones e interpretaciones inglesas del cantonés y el japonés. Esto se manifiesta claramente al referirse a lo castrense o militar como “marcial” palabra que tiene su raíz en Marte Dios romano de la guerra. El nombre Karate-do es aún más nobel, el mismo fue acuñado en una convención de maestro okinawenses en el año 1935 y la faz deportiva tiene origen apenas unas décadas atrás.
¿Entonces, lo que piensa el común de la gente, es errado? Podríamos decir que “ni”. Si desandamos la historia marchando hacia atrás por una línea de tiempo, notaremos que el sistema de combate que se denominó karate-do en el año 1935 se desarrolló en Okinawa fuertemente en el siglo XV, pero que tuvo sus bases en los métodos chinos practicados en el siglo VII y podríamos ir más lejos aún, sin embargo nos adentraríamos en la bruma donde la historia se difumina en la mitología.
Lo que nos queda claro entonces, es que el karate-do más allá de toda definición, es una “manifestación cultural” evolutiva. Es un río que se hace de los nutrientes de la tierra que transita, y quienes se sumerjan en él, indefectiblemente se enriquecerán con todo su bagaje.
¿Por qué el karate-do debería ser parte del programa educativo escolar?
En primera instancia lo antes mencionado ya lo justificaría. Siendo el karate-do un patrimonio cultural y universal le da a la propuesta su propio peso específico, pero seamos más pragmáticos en el análisis y justifiquemos la inclusión desde distintos aspectos, inclusive uno de los más preponderantes como podría ser el presupuestario.
Aspecto social: En el sistema educativo argentino, ya sea el nivel inicial, primario o secundario, se aspira a cumplimentar una serie de objetivos académicos. Pero antes que ello, la función primordial del mismo es darle al escolarizado la posibilidad de sociabilizar en un ámbito contenido, monitoreado y sano. En este aspecto, el karate-do tiene mucho para ofrecer, puesto que la etiqueta, el respeto, tanto al docente como a los pares, el altruismo, el compromiso con la práctica, el ámbito donde se desarrolla y la comunidad son las bases donde se monta la enseñanza. Es una premisa ser karateca cuando se practica y serlo más aún en la vida cotidiana.
Aspecto psicomotor: En edades tempranas, que son las comprendidas entre los 6 y los 16 años, los trabajos realizados en aspectos como la coordinación, las simetrías corporales, la fuerza y la propiocepción son vitales para el desarrollo del individuo ya sea para la preparación de futuros deportistas (karate deportivo o cualquier otro que el joven quiera desarrollar o los de orden académico). También estos aspectos influyen directamente dentro de las aulas, puesto que se estimula la concentración, la inteligencia en muchas de sus variantes y la disciplina (mens sana in corpore sano). Estudios recientes concluyen que, en estas etapas, el correcto desarrollo del sistema nervioso central es preventivo de innumerables enfermedades propias de la adultez.
El pre-karate (3 a 6 años, jardín de infantes) y el karate infantil (6 a 12 años, escuela primaria) tienen como herramienta principal para dicho fin, el juego, allí en niño aprende, se divierte es monitoreado y evaluado al tiempo que adquiere conceptos claros de reglas, derechos y obligaciones. Los comprendidos entre los 12 y 17 años, (escuela secundaria) refuerzan y profundizan todo ello a través del deporte entre otras manifestaciones.
Aspecto filosófico: Podría decirse que el karate-do es filosofía en movimiento. En última instancia el practicante recorre un camino (el “DO”) donde lo importante no es el destino, sino el marchar hacia un horizonte, y ese andar, en esa búsqueda, se escudriña la verdad, la sabiduría, el lugar de uno frente al universo. Es el punto donde confluyen las ciencias, donde las preguntas son el valor, más allá de las respuestas.
Aspecto económico: Este aspecto, que podría a priori resultar frívolo, es clave pues que es la llave que nos permitiría convertir este proyecto en realidad o dejarlo como otro sueño otra utopía. Más aun considerando la realidad socioeconómica de nuestro país y los problemas endémicos presupuestarios a lo que desde hace décadas está sometida la educación.
El karate-do, puede desarrollarse en gimnasios, patios abiertos e inclusive si el clima o la logística lo requieren así, en las mismas aulas despejándolas previa y rápidamente de su mobiliario. Los elementos para su práctica, pueden ser los mismos que el establecimiento posea para la educación física o pueden ser improvisados con materiales diversos. En cuanto a la indumentaria, la utilizada en la práctica deportiva escolar o alguna de fajina bastaría y no se precisa de calzado alguno (hoy en día lo más costoso de la vestimenta). En cuanto al aspecto deportivo, elementos de seguridad elementales y comunes, banderas y carteles de puntuación son suficientes para organizar un torneo interno o una liga escolar.
El bullying en las escuelas
Uno de los males que aquejo siempre a las escuelas y a las sociedades en general es lo que se conoce desde hace un tiempo como Bullyng, el acoso sistemático del más fuerte al más débil ya sea de manera física o psíquica, hoy amplificados por la hiperconectividad de las redes sociales. Aquí el karate-do como herramienta diría es casi fundamental. ¿Pero para quién? ¿Para el acosador o para el acosad? El niño o joven que toma el rol de acosador hallaría en el karate un espacio donde canalizar y resignificar su violencia interna en algo positivo para sí y para sus pares. Y el niño o joven que es víctima de acoso aprenderá a sortear sus inseguridades y temores, desarrollando autoconfianza y estima propia.
El karate-do se manifiesta inclusivo y democrático, no distingue entre altos y flacos, gordos y delgados, ricos y pobres, ni entre géneros. No atiende aspectos religiosos y es una de las prácticas más antiguas que se ocupó de las limitaciones físicas, haciendo de estas, ventajas estratégicas, (hay ejecuciones técnicas muy antiguas que nacieron de la utilización de miembros amputados por ejemplo). Hoy el para-karate o karate adaptado es parte de la práctica cotidiana.
Siempre, y esto es muy importante, el karate-do se adaptó al practicante y no a la inversa. Las limitaciones físicas en mayor o menor medida son inherentes del individuo e inevitablemente se irán acentuando con el envejecimiento, por ello y por otros tantos aspectos decimos que el karate-do es para toda la vida.
Entonces, si entendemos al karate-do como una herramienta muy rica para la formación de individuos sociales, empáticos y proactivos para con su entorno, el lugar natural para su desarrollo no debería ser otro que las escuelas.
Autor: Edgardo Buttaro 5º dan Okinawa Shorin-ryu Karate-do Kyudokan Federation
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